Existian dos
estados en la península, Arabica: Yemen del Norte y Yemen del Sur. Yemen, es un
país que no se parece a ningún otro y
uno de los que mejor permiten, conocer la idiosincrasia del mundo árabe.
Su arquitectura muestra un estilo inconfundible , sus agrestes paisajes
sus cadenas de montañas, la
calles y mercados de sus ciudades, conservan ese sabor oriental , de lo que ha sido llamado por los antiguos,
la Arabia Feliz , “por el verdor de sus montanas y la feracidad de sus valles. Sacudido por
cruentas batallas e insurrecciones populares llevadas a cabo por grupos independentistas, durante muchos años,
al fin se unieron ambos territorios, en
un solo país, la República Democrática de Yemen.
Mi viaje a
Yemen del Sur, se realizo en septiembre
del año 1980, como profesor de Psiquiatría
y Psicología Medica para impartir clases en la la Universidad de Adén El Jefe de la delegación nos recibió el aeropuerto después de casi dos
días de viaje. Hubo que hacer primero una escala en Moscú y después otra en
Egipto, para poder reabastecer la nave
de combustible. El aeropuerto, estaba,
tomado militarmente y durante más de una hora permanecimos, en el avión con un
calor sofocante, pesando que era lo más
parecido al infierno. La aeromoza nos
sirvió una taza de té, que nos reconfortó porque esta bebida además de
energética tiene el poder de estimular nuestro fatigado organismo, evitando así la
deshidratación. Caminamos un o poco por los pasillos de avión, aliviando de
esta forma el dolor de las piernas y las
estimulamos con un ligero masaje aplicado a nuestros músculos.De repente entraron dos
militares a la nave buscando algo. Registraron uno por uno todos los asientos y
finamente bajaron esposado a uno de los
pasajeros. Después del registro, despegamos y desde la ventanilla, pudimos ver
el Mar Rojo, nombrado así por la
cantidad de cyanobactereiam, que posee, cerca de la superficie de sus aguas y le
dan ese color inconfundible.
Antes de aterrizar,
divisamos una cadena montañosa cuyas cúspides,estaban erizadas por unas enormes cadenas de rocas, tan afiladas como las yambas (puñales curvos), que portan en la cintura
los habitantes de esta región.
Nuestra
delegación estaba compuesta por 23 profesores, que cubrían todas las
especialidades de los siete años, de la carrera. Nos instalaron en la” Casa
Verde “, situada en una zona de embajadas, a cien metros de la residencia del embajador
cubano.Era esta zona, una de las más
elegantes de Adén, antiguo barrio donde vivían los ingleses y la las familia
más acaudaladas del país.
Además de las
clases que teníamos programadas,despues de terminadas estas,el se hacia
tedioso y largo, y un nostálgico aburrimiento se apoderaba de mi mente, como un fantasma que arrastra su larga
cola entre las arenales que rodeaban
la casa.
Descubrí, en mis paseos de la tarde, dos lugares los que llamaron poderosamente mi atención. A menos de tres cuadras de nuestra residencia, caminando por un estrecho callejón , llegue hasta una playa y vi la orilla del mar ,eran la cálidas aguas del Océano Indico, que bañan las costas del litoral sur de Adén. El otro sitio que había para recrease, era un cine donde proyectaban muchos filmes Hindúes. Este era un típico edificio de dos plantas, más viejo que Mahoma, deslucido y sin techo, maloliente, y donde las entradas costaban más caras en el segundo balcón que la platea.Mas tarde nos enteramos, de la poderosa razón para la diferencia de precios y ya estaba listo para vivir toda una nueva experiencia. Todo lo que estaba sucediendo seria parte de una extraordinaria aventura, que difícilmente se repetiría. Las imágenes tienen una especie de autenticidad primitiva jamás conocidas y cuando regresaba de tan trascendentales paseos, observe en una ocasión a un grupo de hombres, tomando cervezas, cosa, que tenía entendido estaba prohibido por las leyes del país; por su apariencia y forma de andar, estaban bastante alcoholizados y alguno de ellos orinaban en las botellas vacías, que después con un gesto de pelotero recién entrenado, lanzaban contra la pared de un costado del cine. Ése mismo día mientras cenábamos en la “Casa Verde”, un asado y unas sensacionales chuletas de carnero, le conté al jefe de la delegación, lo que había visto. Pero aun estaba muy lejos de saber, las cosas que más tarde conocería acerca de este país. Un día, recibimos una llamada por teléfono, donde solicitaban la presencia de un especialista un Obstetra para asistir a una mujer próxima a dar a luz. Acompañe a mi amigo especialista, al hospital Materno Infantil, para que atendiera a una paciente, le explique a mi compañero, durante el trayecto que poseí alguna experiencia sobre partos, adquirida durante mi estancia en Chicago.
Descubrí, en mis paseos de la tarde, dos lugares los que llamaron poderosamente mi atención. A menos de tres cuadras de nuestra residencia, caminando por un estrecho callejón , llegue hasta una playa y vi la orilla del mar ,eran la cálidas aguas del Océano Indico, que bañan las costas del litoral sur de Adén. El otro sitio que había para recrease, era un cine donde proyectaban muchos filmes Hindúes. Este era un típico edificio de dos plantas, más viejo que Mahoma, deslucido y sin techo, maloliente, y donde las entradas costaban más caras en el segundo balcón que la platea.Mas tarde nos enteramos, de la poderosa razón para la diferencia de precios y ya estaba listo para vivir toda una nueva experiencia. Todo lo que estaba sucediendo seria parte de una extraordinaria aventura, que difícilmente se repetiría. Las imágenes tienen una especie de autenticidad primitiva jamás conocidas y cuando regresaba de tan trascendentales paseos, observe en una ocasión a un grupo de hombres, tomando cervezas, cosa, que tenía entendido estaba prohibido por las leyes del país; por su apariencia y forma de andar, estaban bastante alcoholizados y alguno de ellos orinaban en las botellas vacías, que después con un gesto de pelotero recién entrenado, lanzaban contra la pared de un costado del cine. Ése mismo día mientras cenábamos en la “Casa Verde”, un asado y unas sensacionales chuletas de carnero, le conté al jefe de la delegación, lo que había visto. Pero aun estaba muy lejos de saber, las cosas que más tarde conocería acerca de este país. Un día, recibimos una llamada por teléfono, donde solicitaban la presencia de un especialista un Obstetra para asistir a una mujer próxima a dar a luz. Acompañe a mi amigo especialista, al hospital Materno Infantil, para que atendiera a una paciente, le explique a mi compañero, durante el trayecto que poseí alguna experiencia sobre partos, adquirida durante mi estancia en Chicago.
Entramos al
hospital, subimos hasta el segundo piso,
y en una habitación cercana al ascensor se encontraba la paciente. Él
especialista la reconoció y cual sería nuestra
gran sorpresa, al conocer que lo que tenia era un pseudoembarazo,
conocido como histérico. Evidentemente
había visto antes otros casos de pseudociesis, pero este me pareció
de un dolor inimaginable . La enferma
solo hablaba, hablaba y hablaba temerosa, de
la posibilidad, de que su esposo la abandonara, por no haberle dado un hijo y
con lágrimas que corrían por su cara de adolescente, supimos de la inmensa
amargura que tenia esta infeliz criatura. -Me ha gano más el
dolor que sentí, que por lo que vi. Pudimos leer en su historia clínica
que se llamaba Amira, que significa:
princesa, soberana, líder .Finalmente su esposo la abandono.
Dejamos atrás el hospital
y de nuevo regresamos a la” Casa Verde”. No podía conciliar el sueño .Salte de
la cama, aparte el mosquitero y poniéndome las chanclas, salí a la azotea de
la casa. Un manto de estrella cubría el cielo y una fresca brisa qué venia del
mar, acariciaba mi espíritu .No se me borraba de la mente el rostro ovalado de
la joven que deje en el hospital, con
sus dos largas trenzas negras, la frente despejada, cejas pobladas pero bien dibujadas.Estaba perdido, en medio de una tormenta de
ideas repetidas una y mil veces como naipes de una gran baraja volando por los
aires. Me saco de mi profundo estado semiinconsciente, unas voces en forma de
algarabía, con un sonido muy peculiar, hecho con la lengua típico de las
mujeres de esta región, que se escuchaba
en la casa colindante a la nuestra; donde se
estaba celebrando una fiesta, a la futura esposa del vecino, parecida a una
especie de despedida de soltera y qué además se animaba con cantos y danzas. Cómo un “voyeur” solitario mis ojos,
alcanzaron a ver, a una bellísima mujer, que bailaba envuelta en un largo
velo azul, de este magistral hallazgo, me retire a dormir.
Me levante torpe
y con pesados pasos, me dirige a la
cocina para tomar un poco de café. Allí me encontre a Ahmed, el cocinero árabe dándose
“violín” a los dedos de su pies.Nada le dije y nada se oyó, solamente tome una
taza y me serví un poco del café recién colado. Era sábado, y se preparaban los bocadillos,
con diferentes tipos de pastas, para ir a la playa y ahogar en sus aguas, el cansancio
de toda la semana. Sé espabilo la mañana
y los primeros rayos de sol se colaron a través de los cristales de las
ventanas de la casa, llenado la misma con una energía radiante. Luego, uno a
uno, fueron llegando los diferentes
profesores procedentes de otras viviendas para la excursión del sábado. Fernando había llenado los carros de
combustible, comprobado el aire de las llantas
y midio el aceite del motor, mientras que Mario preparaba las neveras con abundante hielo,
dónde poníamos las cervezas y refrescos.
Teníamos un pase especial, para bañarnos en la “Playa de Los Ingleses”,
que era uno de los mejores lugares y con un elegante club, que dejaron
abandonado, después de haber perdido la guerra. Pero no todos tenían acceso a
ella y algunos extranjeros pedían permiso para poder acercase al mar. Nos
sorprendimos cuando en el extremo izquierdo de la cerca del balneario, habían roto las
vallas de malla y cortado alambres de púas, y a
través de sus huecos se colaban algunos jóvenes y mujeres con niños pequeños en los brazos
Las mujeres yemenitas,
entran al mar con burca, sayas y velos,
porque no pueden exhibir ninguna parte del cuerpo, según las normas escritas y cuando lo hacen, es
solamente para refrescar a los niños del ardiente clima, muy por el
contrario de las mujeres de otros continentes.
En esa época ya se comenzaron a usar los
bikinis y muchas europeas lo adoptaron como la prenda femenina por excelencia
para bañarse. Me sorprendido cuando vi,
a unos jóvenes adolescentes, que disfrutaban del sol y del mar metidos en el agua, pero que no tenían realmente esa sola intención, sino que
además, se masturbaban excitados, por la presencias de las extranjeras, que se soleaban en la
arena.
Cuando atardecía, recogimos nuestras pertenencias y
nos marchamos, relajados después de tan buen paseo. Estas actividades disminuyen el estrés y el baño
de mar, tonifica los músculos, de una manera increíble. La tarde mostraba sus mejores
galas en un cielo azul, que se iba acentuando con pinceladas de color naranja
como una novia que se maquilla con tonalidades de fiestas; tal como lo muestran, los famosos paisajes de
muchos artistas cubanos, especialmente los de, Juan A. Díaz, en muchas de sus obras.
Los atardeceres se transparentan, tras
los juegos de colores que adquieren cuando el sol les da un tamiz especial.
Pasando de regreso frente al cine, notamos una inmensa cola para adquirir los
tiques y poder ver una película que anunciaban como “pornográfica” y nos mordió
la curiosidad para conocer de qué se trataba. Sé exhibiría a partir de la
próxima semana y con el dueño de este lugar, pudimos comprar varias entradas.
Por supuesto para el segundo balcón porque se nos había informado por otros
amigos que conocían el lugar el peligro de sentarse en la lunetarío, donde eran
frecuentes que tiraran, latas, botella chancletas y hasta asquerosa micciones coprologicas, cuando
se enardecían los espectadores por lo visto en la pantalla o
no le gustaba lo que habian visto.
Llego el día en
que se iba a exhibir la tan
anunciada película, nos sentamos en las últimas
butacas, listos para verla. O cortaron las escenas que tenían un contenido sexual a
la famosa y tan anunciada película o todo resulto ser un cuento para ganar más
dinero, lo cierto fue que por un milagro divino,pudimos abandonar ese lugar
sanos y salvos mientras que, los asistentes totalmente frustrados después de
lanzar innumerables objetos hacia la pantalla, formaron una hoguera frente al
cine, amenazando que lo iban a quemar. Ya nos alejábamos ese lugar, cuando sentimos que acudían los bomberos.Despues no supimos mas nada de lo que ocurrio
Semana nueva y
día de trabajo nuevo.Nos dirigimos a la escuela de medicina de Adén, donde impartíamos
clases de Psicología Medica en elprimer trimestre dos veces a la semana, en el horario de la mañana y por
la tarde, las de
Psiquitria, en el primero y segundo trimestre.Los alumnos todos eran
muy buenos, inteligentes y respetuosos. Fuimos invitados por ellos, a
diferentes actividades culturales y en ocasiones a cenar con la familia. Con
algunos de ellos, que nos servían como traductores fuimos a conocer el
zoco yemenita. Este tipo de mercado se ubica generalmente en una plaza, donde además de tiendas, brindan
diferentes servicios como corte de cabellos, limpieza de autos y ademas otras tiendas de viveres y comestibles para las compras de la semana.Nos llamo poderosamente la atención la venta de unas hojas llamadas qat muy
solicitadas por los habitantes de esta región.
Conviene explicar
antes de continuar nuestro relato, que el qat
es la droga nacional de los yemenitas, porque estar prohibido el alcohol
y es consumido todos los días por todas
las capas sociales; este se activa cuando es mascado en forma prolongada, proporcionando un extra
de energía y bienestar. Envolverse en diferentes ensoñaciones hace revivir episodios felices de días pasados.
-Qat, sublime
locura, que cuando te masco me das.
Sueños, ideas, ¡hermosura! Y bendiciones de Ala.
Las montañas, que rodean al Valle del Hadhramaut, tienen enormes rocas
y en algunas de ellas , están las casas más típicas que pueden encontrarse en este país, construidas con piedras y ladillos, y cimentadas
a veces de formas inverosímiles ,sobre las mas accidentadas escarpaduras y con una altura de tres a cinco pisos, mientras que en la planicie de la Tihana o en el valle del Hadhramaut las casas son de de hasta ochos pisos de
altura, verdaderos rascacielos de barro.
El último piso de estas torres
suelen tener una amplia sala provista
con alfombras, divanes y almohadones, para tomar cómodamente el té o compartir un manojo de qat y desde cuyas
ventanas decoradas con vidrieras de cristales multicolores, el astro solar filtra luminosos rayos, brindándole
a estos salones, una belleza y calidez extraordinaria,mientras se disfruta de una fresca brisa en las tardes
hadhramautdrianas del valle.
Regularmente
Fernando salía los viernes a los zocos a comprar las verduras fresca y las
carnes de la semana y ese día me invito
para que lo acompañara. Caminamos entre la multitud buscando el mejor lugar
para comprar los alimentos,de una lista
previamente hecha. Me detuve frente a una vidriera donde se vendían alhajas, todo confeccionado con oro de 18K y piedras preciosas.
Entramos y nos atendió una hermosa muchacha, qué por su singular belleza me
recordó mucho a Amira. Sus cabellos
finos y delgados poseían la textura de
la seda. Me quede impresionado, pero más tarde recobre la calma mientras sacaba
del bolsillo una cadena de oro que se me había partido, el día que fui a la
playa de los ingleses. Le pregunte, si podían arreglame la cadena y su
repuesta fue positiva.
-Estará lista la
semana próxima-, respondió con gran dulzura.
¿Y cómo fue que consiguió este puesto?-le pregunte.
¿Y cómo fue que consiguió este puesto?-le pregunte.
-Sencillamente,
un día paseando, por el zoco, encontré un cartel en una tienda donde
solicitaban a una empleada, para tender a las clientas, me presente y obtuve la
plaza-.
Tome una tarjeta
del lugar y vi escrita en la misma, el nombre de la tienda y del dueño, teléfono, y dirección del lugar. Yuren (que, significa
iluminado por Dios), se nombraba el dueño de ese lugar, y vagamente me recordé
de uno de mis alumnos que tenían parecido muy grande con él. Guardé cuidadosamente
la tarjeta en mi billetera, esperando el día en que tenia que recoger la
cadena. Espere hasta el viernes para buscar la prenda, pero antes, hice una llamada telefónica y el propio
dueño me informo, que podía pasar a
recogerla
Por la televisión
nos enteramos de la muerte del presidente egipcio, Awar el Sadat,
asesinado durante un desfile militar por
soldados miembros de la resistencia musulmana integrista y asocie este hecho
con el recuerdo, del aeropuerto del
Cairo que estaba militarizado, cuando hicimos escala en el viaje a Yemen del
Sur.
La sangre no
llego al rio y en Adén, continuo la vida al parecer, igual para los que estábamos
cooperando con la Escuela de Medicina.
Los estudiantes seguían asistiendo a los cursos regulares, con sus termos de té
y algunas golosinas que comían en los intervalos de las clases. En uno de esos
intermedios puede hablar con Naim (que significa el que está satisfecho), y le pregunté si tenía un hermano, que era dueño
de una joyería. – Si, y somos gemelos-. Me conto que tenía una novia, con la
que quería contraer matrimonio, de origen muy humilde, pero su familia pretendía
desposarlo con otra, de una clase social más elevada y rica. Planeaban escaparse
y para lograrlo, necesitaba que una hermana, casada con un norteamericano lo
reclamara y le pagara el viaje para continuar en ese país la carrera. Al final de
curso lograron escapar.
Recogí la cadena,
el día señalado, salude a la manera árabe a Yuren, “Salam Alecumn” y él me respondió,”Alecum Salam”, después con
un fuerte apretón de mano, nos despedimos. A pesar de ser árabe era muy liberal
y poco ortodoxo para llevar las normas religiosas al pie de la letra.
Cerca de la casa,
donde residíamos, había una mezquita y antes de salir el sol se escuchaba por
medio de sus altavoces los versos del
Corán, y postrados sobre unas alfombras, los yemenitas, oraban a Ala. Para 1,800 millones de personas, es la
palabra de Dios, que ha maravillado a
todo tipo de intelectuales.
Una tarde me dirigí
al mar, y desde la orilla, pude contemplar la caída de la tarde cuando el sol se oculta en el horizonte. Una inmensa
bola de fuego, fue hundiéndose lentamente en las pacificas aguas del Océano
Indico, tiñéndolo con un color, de fuego.
Cerré los ojos y me voltee, dándole la espalda
a tan singular espectáculo, que ha quedado grabado en mi menoría, como
cuando se cincela en una piedra, un mensaje, para que dure una eternidad.
Terminada nuestra
misión en Yemen, regresamos a nuestro país. Y mi a gran amigo, el
Obstetra le deje el Corán, con la promesa de devolverlo. Pasaron veinticuatro
meses y nos encontramos un día en Cuba, una tarde soleada de diciembre .Disfrutamos
un café y me entrego un telegrama procedente de Inglaterra a la casa
Verde y que no recogí, porque ya me había marchado.
Decía así: Ala es misericordioso. Somos sumamente felices. Nos casamos y vamos a adoptar un niño. Amira y Naim.
Decía así: Ala es misericordioso. Somos sumamente felices. Nos casamos y vamos a adoptar un niño. Amira y Naim.
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