El hospital de
Chicago donde comencé mi internado después de graduarme de medico en España,
es un majestuoso edificio de 23 pisos. Las habitaciones de los internos estaban en el piso 22, para los hispanos y en
el 23 la de los norteamericanos. Nos levantábamos a la siete de la mañana y
después del desayuno recogíamos las
indicaciones del día, relacionadas con nuestro trabajo.
Unas veces teníamos que ir como ayudantes al salón de operaciones y en otras, a confeccionar las historias clínicas de los pacientes recién ingresados.
Entre hispanos y europeos sumaban quince los internos que allí resididamos,compartíamos el mismo programa de trabajo. Manolito era otro de los cubanos que trabajaba como residente, en el hospital. Las historia clínicas por supuesto tenían que ser escritas en Ingles, que por cierto era, bien difícil, pero gracias a Dios, tuve una buena formación como estudiante, en el Colegio de Belén en Cuba y aprendí este idioma durante más de cuatro años y por eso me defendía bastante.
A los enfermos ingresados, la familia generalmente le enviaban flores y cajas de bombones, que siempre nos ofrecían durante la visita que les hacíamos, mientras escribíamos, anotando los datos del ingreso hospitalario actual. La mayoría de los nuevos ingresos eran italianos y norteamericanos. Todas las enfermeras, eran muy bien educadas y tenían amplios conocimientos sobre sus funciones. Un día mientras pasaba visita, conocí a una de ella que se llamaba: “Ranita Kirby”. Era una chica muy simpática y en los ratos libres que teníamos, conversábamos mucho sobre todo de Cuba país donde había vivido. Me invito un día a cenar, al apartamento que tenía su familia. El edificio donde se encontraba este, estaba situado frente al lago Michigan y era esplendido. Las paredes de la sala y del comedor eran de cristales y a traves de ellas, podíamos contemplar una vista fantástica del lago. Los Kirbys eran los dueños de una fábrica de conservas que envasaban distintos granos o frijoles, en latas, posteriormente, siendo la de los frijoles negros la que tenían mucha demanda en Cuba. Después de cenar, regresamos al hospital porque la puerta principal del mismo la cerraban a las diez de noche y no podíamos quedarnos afuera. De suceder esto, se nos cancelaba el contrato que se habíamos firmado y debíamos regresar a nuestro país de origen .El corte de cabello era bastante caro para nuestros modesto estipendio ya que solo recibíamos 100 dólares al mes y con este teníamos que sufragar todos nuestros gastos de higiene y ropa. Por eso entre los internos aprendimos a cortarnos los cabellos y poco a poco los pelados, iban saliendo cada día mejor. El hospital nos daba gratis el lavado de ropa, sobre todo de los uniformes y las batas de medico que usábamos. Si por algún motivo se comía fuera de este, teníamos que pagarlo de nuestros bolsillos y los restaurantes y cafeterías no eran nada baratos. Manolito mi amigo cubano, otro de los internos, era tremendo.Religioso y Kimbisero, de Palo Monte, resulto ser un gran bailador y gozaba de una gran simpatía entre los internos. Terminó la carrera en Chicago y se hizo especialista en “Dermatología”. Unos años después nos encontramos de nuevo, en los Estados Unidos.
Un día lo invitaron al un "party", exactamente: un Pijamas Party, un tipo de fiesta, donde todos los invitados tenían que asistir vestidos con piyamas. Nos divertimos muchos, y para mí fue la primera experiencia en este tipo de celebración.
Unas veces teníamos que ir como ayudantes al salón de operaciones y en otras, a confeccionar las historias clínicas de los pacientes recién ingresados.
Entre hispanos y europeos sumaban quince los internos que allí resididamos,compartíamos el mismo programa de trabajo. Manolito era otro de los cubanos que trabajaba como residente, en el hospital. Las historia clínicas por supuesto tenían que ser escritas en Ingles, que por cierto era, bien difícil, pero gracias a Dios, tuve una buena formación como estudiante, en el Colegio de Belén en Cuba y aprendí este idioma durante más de cuatro años y por eso me defendía bastante.
A los enfermos ingresados, la familia generalmente le enviaban flores y cajas de bombones, que siempre nos ofrecían durante la visita que les hacíamos, mientras escribíamos, anotando los datos del ingreso hospitalario actual. La mayoría de los nuevos ingresos eran italianos y norteamericanos. Todas las enfermeras, eran muy bien educadas y tenían amplios conocimientos sobre sus funciones. Un día mientras pasaba visita, conocí a una de ella que se llamaba: “Ranita Kirby”. Era una chica muy simpática y en los ratos libres que teníamos, conversábamos mucho sobre todo de Cuba país donde había vivido. Me invito un día a cenar, al apartamento que tenía su familia. El edificio donde se encontraba este, estaba situado frente al lago Michigan y era esplendido. Las paredes de la sala y del comedor eran de cristales y a traves de ellas, podíamos contemplar una vista fantástica del lago. Los Kirbys eran los dueños de una fábrica de conservas que envasaban distintos granos o frijoles, en latas, posteriormente, siendo la de los frijoles negros la que tenían mucha demanda en Cuba. Después de cenar, regresamos al hospital porque la puerta principal del mismo la cerraban a las diez de noche y no podíamos quedarnos afuera. De suceder esto, se nos cancelaba el contrato que se habíamos firmado y debíamos regresar a nuestro país de origen .El corte de cabello era bastante caro para nuestros modesto estipendio ya que solo recibíamos 100 dólares al mes y con este teníamos que sufragar todos nuestros gastos de higiene y ropa. Por eso entre los internos aprendimos a cortarnos los cabellos y poco a poco los pelados, iban saliendo cada día mejor. El hospital nos daba gratis el lavado de ropa, sobre todo de los uniformes y las batas de medico que usábamos. Si por algún motivo se comía fuera de este, teníamos que pagarlo de nuestros bolsillos y los restaurantes y cafeterías no eran nada baratos. Manolito mi amigo cubano, otro de los internos, era tremendo.Religioso y Kimbisero, de Palo Monte, resulto ser un gran bailador y gozaba de una gran simpatía entre los internos. Terminó la carrera en Chicago y se hizo especialista en “Dermatología”. Unos años después nos encontramos de nuevo, en los Estados Unidos.
Un día lo invitaron al un "party", exactamente: un Pijamas Party, un tipo de fiesta, donde todos los invitados tenían que asistir vestidos con piyamas. Nos divertimos muchos, y para mí fue la primera experiencia en este tipo de celebración.
El frío en
Chicago es del c…. de su madre, y por eso,
además de estar bien abrigados y teníamos
que ponernos orejeras porque el dolor
en las orejas era tan grande que parecían que se iban a partir.
Un día conocí a una americana muy bonita y de vez en cuando salíamos a pasear para ver algunos museos, teatros y cines de la ciudad, sobre todo cuando el tiempo lo permitía.
Un día conocí a una americana muy bonita y de vez en cuando salíamos a pasear para ver algunos museos, teatros y cines de la ciudad, sobre todo cuando el tiempo lo permitía.
Chicago conocida
como :“Second City” en aquel entonces era la segunda ciudad con más habitantes de los Estados
Unidos.También se llama : “Windy City” o
Ciudad de los Vientos. Se encuentra al suroeste del Lago Michigan,
mientras que el hospital estaba más al norte. Éste también era
conocido como” Mother Cabrini Hospital”,
una santa Italiana muy milagrosa. Fue
fundado en 1892.Mas adelante sufrió
muchas modificaciones.Ella era una misionera del Sagrado Corazón de Jesús y
en el hospital había una habitación consagrada
a esta santa. En su inicio la
mayoría de los enfermos atendidos eran
inmigrantes italianos como
dijimos antes, pero más tarde ingresaban, muchos mas pacientes de todas las nacionalidades sobre todo
norteamericanos. Debido a dificultades económicas, el Columbus Hospital cerro sus puertas en el 2008..... Qué Pena!
Durante mi
residenciade medicina aprendí mucho, no la pude
terminar porque me entere, por una llamada
telefónica de mis padres que habían abierto la Facultad de Medicina en la Habana y regrese para terminar los dos años de carrera que me faltaban. Después
se me hizo imposible volver a Chicago,
había entrado Fidel Castro en La Habana y las relaciones entre ambos países
cada día eran peores. Mas tarde, fue la explosión del buque, “Le Cubre” en el
puerto de la Habana y ¡Adiós Lola!,
Ya graduado de medico,fui a cumplir con el plan de Medicina Rural, en aquel momento una obra de la Revolución y junto a otros medicos construimos lo que posteriomente seria la medicna rural en Cuba
Se elegía el lugar por dónde se debía de realizar por medio de un sorteo. La hice en Baracoa, al norte de la provincia de Oriente, paraíso de ríos, de hermosos campos y desde la que se contempla el famoso “Yunque” .En este lugar conocí el árbol del cacao, que con las semillas su fruto, se hace el Chocolate. También las Polímitas Picta, unos preciosos caracoles llamados así por los bellos colores que tienen y el turrón de semillas de marañón, ambos exclusivos de esta región.
Se elegía el lugar por dónde se debía de realizar por medio de un sorteo. La hice en Baracoa, al norte de la provincia de Oriente, paraíso de ríos, de hermosos campos y desde la que se contempla el famoso “Yunque” .En este lugar conocí el árbol del cacao, que con las semillas su fruto, se hace el Chocolate. También las Polímitas Picta, unos preciosos caracoles llamados así por los bellos colores que tienen y el turrón de semillas de marañón, ambos exclusivos de esta región.
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
ResponderEliminar