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martes, 13 de mayo de 2014

SEMANA SANTA EN SEVILLA


Me desgarró el alma y todo mi ser se llenó de un sentimiento de ternura, que  al mismo tiempo  me transportó  a un mundo  desconocido, cuando escuche  una saeta cantada  a  la virgen de la Macarena,  una noche  una la plaza de San Gil.
 Era la media noche, 12 en punto y todos los que estábamos reunidos en ese  lugar  esperábamos  la salida de la virgen.  De pronto un canto  profundamente afinado y  alucinante en la voz de una mujer, fue lo que escuchamos en la plaza, que estaba repleta de personas  permaneciendo  el más profundo y recogido silencio, atento a lo que oíamos. 
Al mimo tiempo sentí una emoción tan profunda que  mis ojos se llenaron de lágrimas y no podía controlarlas. No  me encontraba triste, al contrario era algo tan emocionante, que todo mi ser lo agradecía inconscientemente, por estar viviendo esta nueva experiencia.
Las saetas, son canciones religiosas propias de Andalucía de tono triste y dramático que se cantan sin acompañarlas de instrumentos, especialmente en la Semana Santa. Copla breve, ferviente, devota, que se realizan  en ciertas solemnidades  religiosas, como por ejemplo:” el paso se detuvo al canto de la  saeta”. El canto en su origen, fue un rezo en voz alta, a la Virgen  María o a Jesús, pidiendo  ayuda o alguna gracia. Las  saetas tienen su origen en el folclore andaluz y están compuestas por  4 o 5 versos octosílabos que tienen siempre un significado religioso, que aluden a los hechos y a los personajes de la pasión. 
Se cantan  a las imágenes de los pasos (parihuelas)  que desfilan por las calles  de Sevilla en la Semana Santa.
Por suerte para mí, durante unas pequeñas vacaciones como estudiante compre un boleto para ir a Sevilla que incluía viaje de ida y vuelta, alojamiento y desayuno por una semana, extremadamente económico para los estudiantes residentes en Madrid. Me acompaño  en ese viaje un queridísimo amigo Joaquin”Quino” Cortes, que con el tiempo paso a ser mi medico primario.
La Semana Santa, más que una fiesta religiosa resulta ser, como un acontecimiento divertido para  todo el pueblo sevillano, cuyas calles se engalanan y en cada esquina existen, los cafés al aire libre en los que se sirven las famosas “tapas” o las riquísimas copas de jerez, tarde, mañana y noche. Se empata un día con otro día, como si se tratara de una fiesta que no tiene fin. Son tantas las actividades que hay, que se necesita hacer una agenda o programa de visitas para poder asistir a las principales  actividades, que uno no se puede perder. Nos trazamos un mapa o ruta para toda la semana. Y  fue así de esta manera, que una noche de acuerdo a lo programado llegamos a la plaza, donde salía a media noche el paso de la Virgen “: La Macarena”.

 La  Basílica de la virgen Esperanza de la Macarena, está ubicada en la plaza de San Gil y su salida se produce en la madrugada del Viernes Santo.Montada en su paso, es transportada sobre los hombros por los costaneros, que caminan a los compás de los tambores acompañantes.Resulta sorprendente y digno de admiración ver como bailan, el enorme paso de la virgen, cuando sale del templo y cruza el arco situado a un costado de este, frente a la Basílica. Los sevillanos al verla salir, le dicen muchos piropos y  la saludan profundamente emocionados! Que hermosas estas!,! Que linda te veo este año!  Estas más guapa y linda que nunca! ,y otras  expresiones que no me atrevo a contarlas por palabras obscenas que para ellos no tienen ningún significado grosero. Casi siempre son gitanos que tienen su propio vocabulario y forma de hablar.
En esta Cofradía de hermanos de la < Virgen Esperanza de la Macarena>, también se venera al Cristo del Gran Poder. Estando sentado tomando un café en esa inolvidable noche, le comente a mi amigo Quino que teníamos que ver el paso  de este Nazareno, porque había escuchado  que el Cristo del Barrio de Triana,  llamado < EL Cachorro> era más impactante por la cara de angustia que tenia, que el Nazareno  de la Basílica, El Cristo del Gran Poder. Cuál sería mi sorpresa cuando se me acerco  un gitano y me dijo: “nada de eso de lo que usted dice es verdad, el Cristo, El Cachorro le da por c…,  al Cristo del Gran Poder.” Me quede totalmente sin palabras para responderle, no creía lo que había escuchado, y como estábamos acompañados de unas argentinas que también hacían turismo, preferí no contestarle. 
Que forma tan horrorosa de expresarse tenía ese gitano. Fue una gran experiencia la de esa noche que después  continuaríamos  según el programa que habíamos acordado.
Esa madrugada,  tomamos  un taxi para ir al  barrio de Triana, Éste está ubicado junto al rió Guadalquivir al otro lado del núcleo histórico de la ciudad  y se une a ella por medio del puente de Isabel II,  conocido popularmente, como el puente de Triana. El Cristo Nazareno, conocido por el “Cachorro”, es la viva imagen del dolor y el sufrimiento .Cuenta la leyenda que su expresión de dolor fue calcada por el escultor que lo hizo, cuando se encontraba dando un paseo por el barrio de Triana, y se encontró a  un mancebo que fue asaltado por unos delincuentes. Lo habían apuñalado. Era tanto su agonía, cuando estaba muriendo, que esta, quedo plasmada para siempre en su rostro. Es sorprendente ver como el pesado  paso, sostenido por los costaneros atraviesa el puente alumbrado por grandes faroles, moviéndose  al compas, de  tambores y cornetas. Sevilla, durante la Semana Santa es una viva representación, de la  pasión, presente en la liturgia cristiana, trágica de esos días tan sagrado para los  creyentes. Si algún día tiene usted la oportunidad de visitarla, no lo dude; prepare sus maletas y dispóngase a vivir grandes emociones, que siempre recordara.Se lo aseguro!
 Me despedi de Sevilla con una inmensa nostalgia porque presentía que nunca mas volvería a ese lugar, lo que resulto ser cierto. Pudo compensar algo este vacio al conocer Toledo y otras regiones de España. Ahora me despido de ustedes mis queridos lectores  con una poesía, dedicada a Sevilla. (El autor se desconoce).
Sevilla es una hembra archigitana
Con un manto de seda y pedrería
Y tiene un loco corazón, Triana
Que late en un compas de “bulerías”
Tiene el hondo temblor de una tristeza
En mis pupilas de oro y esmeralda:
Tiene una boca en flor, y en la cabeza
Una peina de concha, la Giralda.
       


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