Se quedo pensando
largo rato, en lo que tenía que hacer para no fracasar porque en ello le iba la
vida. Mientras lo hacía, un penetrante olor a salitre que impregnaba su mucosa que provenía
del mar. Miró al cielo y pudo ver la
luna entre las brumas de la noche, que
como una doncella virgen que escondía su
desnudez, de las estrellas que la observaba y de pronto, se acordó de su padre
por un momento antes de regresar a la casa donde lo esperaba su madre.
Durante ese breve espacio de tiempo, se quedo unos minutos pensando que
seria de la vida de ese desgraciado. Se detuvo un momento, para mirar
nuevamente al cielo y vio cómo la noche
se hacía más oscura, sobre todo por la amenaza de lluvia que habían
pronosticado por la televisión. Era el mes de Octubre y durante todos esos
días el número de ciclones que atraviesan la isla se hacía más eminente.
No solo era la lluvia, si no también las fuertes ráfagas de aire que acompañaban al mal tiempo. Un nuevo
pensamiento surgió en su mente, acerca del padre que había abandonado el hogar hacia
muchos años.
-¿Qué será de su vida,
dónde estará viviendo?-.
Como una constante pesadilla que martillaba
sus pensamientos, la imagen del inolvidable padre, aparecía a cada momento.
Recordaba que siendo un niño lo dejo como si fuera un muñeco, tirado a un
cajón y se perdió como un delincuente que huye
para no ser atrapado por la justicia. Se sorprendió al revivir aquellos
días, que fueron tan terribles, cuando estuvo a su lado. Sé sentó en el banco situado frente a la casa tratando de recordar, los días de su infancia. Un aire
caliente lo abrazaba y solo la brisa que provenía del mar, lo refresco un poco.
Decidió entonces ir a la casa y tomar un
baño. Mañana temprano tenía que ir visitar a Pedro, para ver lo que faltaba, para
terminar el bote, que habían comenzado construir, hacia algunos meses. Los
materiales escaseaban y si los sorprendían podrían ir a parar a la cárcel.
La playa de Jaimanitas, fue el lugar escogido para construir la embarcación porque era el sitio más seguro que otros lugares que había visitado antes; dado la cantidad de arboles de uvas caletas que tenía, además de inmensos manglares. Mientras hablaba con Pedro, de nuevo su mente regreso a la infancia. Ésta vez las ideas eran más claras como iluminadas por una energía extraña, que salía de su cerebro. Las sentía palpitar más frescas ahora, mejor que antes. Había celebrado con sus amigos del “Baseball”, su recién cumpleaños y de pronto como un relámpago que cruza el cielo, regresó al pasado.
La playa de Jaimanitas, fue el lugar escogido para construir la embarcación porque era el sitio más seguro que otros lugares que había visitado antes; dado la cantidad de arboles de uvas caletas que tenía, además de inmensos manglares. Mientras hablaba con Pedro, de nuevo su mente regreso a la infancia. Ésta vez las ideas eran más claras como iluminadas por una energía extraña, que salía de su cerebro. Las sentía palpitar más frescas ahora, mejor que antes. Había celebrado con sus amigos del “Baseball”, su recién cumpleaños y de pronto como un relámpago que cruza el cielo, regresó al pasado.
-Enrique, por
favor, levántate son casi las seis y media y tienes que ir a la escuela.- ahora te voy a prepara el desayuno mientras
te bañas.
Era la voz dulce de su madre que todos los días, para despertarlo, le daba un cálido beso y con hacendosa devoción, le hacia el
desayuno. Le sirvió el café con leche y cuatro galleticas, que quedaban en el
fondo de la lata donde las guardaban, eran las últimas de la
escasa cuota, que daban por la libreta
de abastecimientos. Después de vestirse y ponerse la pañoleta, tomo la mochila
que le había regalado su madrina;
caminando despacio, contando los pasos y
barriendo con sus pies, los gajos del pino, que
el viento, la noche anterior, arranco, con saña del árbol sembrado por
su padre frente a la casa.
-No importa, se
dijo para sí mismo,- nacerán otros nuevos.
Se apuro un poco,
para no llegar tarde y a tiempo a la escuela, para jurar de la bandera, que se hacía en el patio frente al portal. Con cuidado se coloco en la
fila del primer grado, ordenada por tamaño junto a sus compañeros, y escuchar las acordes del Himno Nacional, haciendo el juramento de todos los días. -”Pioneros
por el comunismo seremos como el Che “- .Siendo uno de los mas pequeños del
grupo en la fila, siempre lo ponían
entre los primeros .Era obligatorio para todos los pioneros, recitar estas
estrofas dedicadas a uno de los mayores responsable,
del fusilamientos de los prisioneros, dé guerra y “gusanos”, que tenian presos en
la Fortaleza de la Cabaña.
-Ven dame tu
manita –, le dijo su maestra Sofía, vamos a entrar a clase.
La maestra era
una mujer, de alrededor de 50 años, casada, muy bondadosa con los niños. Poseía
una buena educación y tocaba excelentemente bien el piano, ya que todas las maestras
de kindergarten, tenían que hacerlo, para poder ocupar esa plaza. No era muy
agraciada, pero poseía una ternura inmensa. que hacía posible, que todos
los niños la adoraran. Les contaba cuentos,
le leía libros y poco a poco fueron aprendiendo sus primeras letras,
acompañadas de las ilusiones infantiles de estos pequeños.
Enrique siempre
decía, que su mejor amigo era Pedro,
huérfano de padre y madre, los cuales murieron en un accidente automovilístico,
cuando apenas tenía dos años. Mercedes, que así se llamaba, esta buena señora,
se hizo cargo de criar y educar al niño, era una devota cristiana, solterona con
un alma repleta de amor, que supo inculcarselo desde muy temprano, a su nuevo hijo. Gustaba, oír las
noticias por el radio al mediodía,
porque era la única forma de saber, todo los que estaba pasando en esos
momentos, en la atribulada Isla; ya que la televisión se había roto, después de una
terrible descarga eléctrica, producida por
un rayo que cayó cerca de su casa en la Playa de Santa Fe.
-Oye Pedro,
tenemos que apurarnos, mira como están pasando los días y pronto van a venir
los ciclones-le decía Enrique preocupado.
Siendo de noche y agotado despues de trabajar con su amigo por mas de diez horas diarias en la construccion del barco regresaba a la casa caminando por la arena de la playa.Eran ya muchos los dias que estaban trabajando, en la confeccion del bote.De nuevo la imagen del padre regreso a su mente pero en esta ocacion, solo alcanzo a recordar los pocos dias de angustia que este le dejo cuando lo abandono
Siendo de noche y agotado despues de trabajar con su amigo por mas de diez horas diarias en la construccion del barco regresaba a la casa caminando por la arena de la playa.Eran ya muchos los dias que estaban trabajando, en la confeccion del bote.De nuevo la imagen del padre regreso a su mente pero en esta ocacion, solo alcanzo a recordar los pocos dias de angustia que este le dejo cuando lo abandono
Lo esperaban su
madre y su abuela con una cena, que Enrique agradeció con un fuerte abrazo a la viejita adorada.
-Oye cariño mira
que tú me quieres, le dijo la abuela- Ahora dale otro igual a tu madre.
La playa amaneció
llena de niños con sus padres, que huían de los calurosos días tropicales que estaban haciendo. Dos de ellos, con sus
cubitos y palitas iban construyendo un castillo de arena al que finamente le colocaron
una banderita para guardar sus ilusiones
dentro del. Cerca del mediodía, se acostaron debajo de los árboles para
descansar. Enrique los observaba y una sana envidia, que nunca antes había
tenido le mordió el alma.
Su madre lo había
educado, para que fuera además de un buen estudiante, un gran pelotero, porque
desde niño había manifestado, gran interés por este deporte.A su salida de la
escuela y todos los fines de semana se dirigían al terreno de pelota, para practicar.
Llego el día que partirían.
Pedro, Enrique, su madre y su hermana María, se dirigieron a la playa de
Jaimanitas, para montarse en el bote que guardaban entre los matorrales de la costa, en una localidad
de terreno bajo, junto al río. La zona es poco, visitada por la cantidad de mosquitos que tiene y lagunares llenos de insectos,
pero, nada de eso importaba, frente a los poderosos deseos de escapar. Era el
tercer intento que hacía. Caminaban de prisa cargados con algunas provisiones
que habían podido reunir durante varias semanas para el viaje.
Los minutos parecían
horas, las horas días, y los días semanas, apuraban mas los pasos, tratando de llegar al bote,
una fina lluvia mojaban sus cuerpos,
refrescándolos del cálido verano.Por fin llego el día de la partida.
-¡Ay, se me viro
el pie!, exclamó, María - que te sucedió,
dijo Enrique-.
María era dos
años mayor que Enrique, estudió música y
ballet, una joven de ojos negros como el azabache y cabellos ligeramente
ondulados. Delgada como una modelo, siempre estuvo enamorada de Pedro pero
nunca se atrevió a confesárselo.
Pedro la cargo,
mientras Enrique, se internaba en los
manglares seguido por su madre, sintiendo palpitar su corazón de una manera tan
fuerte que llego a pensar que se le iba a parar en un momento. Alzó, su mirada
al cielo y pudo comprobar, cómo la luna se ocultaba. La noche se hizo más
oscura, y una idea corrió por su mente,- esto es lo mejor para escapar-. Un leve
ruido cerca, le heló la sangre, pensando que era la ronda de milicianos que patrullaban
la costa y estaban cerca de ellos. Se detuvieron, quedándose todos en un profundo
silencio que cortaba como una fina y afilada navaja, el aire caliente y sofocante de la noche. Por suerte, era un perro que buscaba
las sobras de comidas, que habían dejado lo bañistas en la playa. Llegaron al bote,
primero colocaron a María, que tenía
mucho dolor en el pie que se había torcido. Pedro, la acomodo en la parte
trasera del bote, para luego indicarle a los demás, donde sentase y de esa
forma poder balancear mejor el peso, dentro de la frágil embarcación. Fueron subiendo con cuidado y finalmente Pedro se incorporo, saliendo al mar rumbo al norte.
Navegaron ,tres
días con sus noches y pensaron que no llegarían nunca, las provisiones se
estaban agotando y a María, se le había comenzado a hinchar un poco el pie,
pero no le dolía tanto, gracias a unas tabletas que había tomado que le dio su madre.Lo más
terrible era que la cantidad de agua que
llevaron ,había disminuido mucho. En una vasija plástica pudieron recoger un poco
de agua de lluvia, que cayó, el día anterior. Un golpe sordo se escucho por
un costado del bote, y todos se asomaron para saber porque se había producido ese ruido, en la frágil barcaza.Efectivamente estaban rodeados de tiburones, esos
terribles escualos se habían acercado a la embarcación dispuestos a tener un
gran festín. Los dientes de estas especies, son tan afilados que parecen que el
diablo, lo hizo así, para que disfruten, satanicamente de sus presas. La
embarcación continuaba su rumbo y lograron alejarse de ello gracias unos delfines
que aparecieron.
Pedro, saco del bolsillo una brújula, que le
había regalado Mercedes, cuando
jovencito y quiso enrolarse en la marina mercante, soñando que iba a recorrer el mundo. Era de su padre, un gran
navegante y pescador de los más celebres, que
había conocido, Jaimanitas.
-Si,
efectivamente vamos hacia el norte, exclamó con alegría-.
Después que amaneció, el mar estaba más calmado, que los días anteriores y pudieron comer algo de lo que habían
preparado para el viaje.el hambre los devoraba. Entre dos pedazos
de pan, untaron una pasta de huevos duros que había cocinado su madre pensando
en la travesía.-! Le supo a gloria!-.
-Ves vieja,
tenias razón al cocinar los huevos- , exclamó
Enrique.
Por suerte,
después de haber comido y pasado el
susto por los tiburones, se aliviaron los nervios debido a la estresante situacion por la que pasaron. Enrique saco una filarmónica y comenzó a
tocar una linda melodía, no había finalizado la pieza cuando de repente, Olga cayó
al mar. Sin pensarlo mucho, Enrique se tiro al agua y pudo salvarla .Cual sería su asombro, cuando
al verla, de nuevo en el bote, se
sorprendió, al reconocer, que era su madre, Lloro de felicidad, mientras todos la abrazaron.Pedro, entonces, hizo la explicación
siguiente:- esto sucede debido a repentinas corrientes de agua, que surgen en
los mares y océanos, haciendo que muchas embarcaciones zozobren-. Pasado el
susto, se cubrieron las cabezas para así
aliviar el calor que sentían. Su madre beso,
la medallita de la Caridad del Cobre que tenia colgada al cuello y dio las
gracias a la virgen. Comenzó a divisar algo muy lejano, como si fuera tierra.
-Virgen será
verdad lo que estoy viendo?-se dijo.
Toco a Enrique y
luego llamo a Pedro, tratando de estar segura, de que no estaba viendo visiones. Pero no, lejos se alcanzaba a
divisar como unas sombras, y a medida que se acercaban se hacía mas evidente lo
que parecía ser una isla. Sacaron los remos, para impulsar la embarcación y con todas sus
fuerzas, la hicieron avanzar. Enrique
ardientemente deseaba, pisar tierra, sé olvido de todo lo que le rodeaba
y solo un pensamiento llego a su mente. ¿Si mi abuela, pudiera verme?, seguro
seria la mujer más feliz del mundo. Ignoraban que no muy lejano de ellos, se
encontraba la patulla guardafroteras, que impedía a los balseros tocar tierra.
El bote avanzo rápido impulsado por los remos y la marea que estaba creciendo,
hasta poder esconderlo entre los manglares de la isla a la que habían arribado.
Caía la noche y se acurrucaron unos al
lado de otros, para poder descansar y evitar las molestas picaduras de los insectos
.Taparon sus cuerpos con las mantas, que habían llevado, esperando que
amaneciera. Tan pronto comenzó a
aclarar,un gran sentimiento de seguridad se apodero de el, amanecía .Observaron felizmente como los rayos del sol, se filtraban
entre las ramas de los arboles de la isla .Y cuál no sería la sorpresa, al ser recibidos, por varios
pescadores, qué después de saludarlos le ofrecieron café. María, se sentía
mucho mejor de la torcedura del pie, y
más tarde la llevaron al hospital
de Cayo Hueso.
Cuatro años antes, el padrastro de Enrique, había llegado a la Florida, después de abandonar
Cuba y tenía noticias de los diferentes intentos de su hijastro habian fracasado, cuando queria abandonar el país.
El mayor sueño de este joven era, poder jugar en las grandes ligas y con mucho esfuerzo, al final logro entrar en un equipo de “Baseball”.con gran exito. Ha ganado mucho dinero, jugando dentro de un equipo y practica todos los dias este deporte, que tiene millones de fanáticos en todo el mundo.
El mayor sueño de este joven era, poder jugar en las grandes ligas y con mucho esfuerzo, al final logro entrar en un equipo de “Baseball”.con gran exito. Ha ganado mucho dinero, jugando dentro de un equipo y practica todos los dias este deporte, que tiene millones de fanáticos en todo el mundo.
Un día decidió llamar a su abuela, y le dijo,- que fuera a la
Oficina de Intereses de los Estados Unidos y solicitara una entrevista con el consul para
poder venir y encontrase de nuevo-.
Colgó el teléfono y sintió que su
corazón, estaba lleno con las dulces palabras
de su abuela. Cerró los ojos y un pensamiento
le culmino la vida: Abuela, mi
querida viejita estoy seguro que- nos volveremos a ver-.
No hay comentarios:
Publicar un comentario