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domingo, 30 de marzo de 2014

UNA MADRE DIVINA.

 
Mi madre, se llamaba María Josefa Franchy Alfaro y Díaz de la Cuesta, dos apellidos  compuestos, el primero de origen francés y el segundo español  específicamente canario, pero todo el mundo la conocían como Josefina o por su  apodo de “Fifí. Era un mujer  muy dulce, algo achinada, de regular estatura y sobre todo muy simpática y ocurrente.
Estudio la enseñanza primaria en una Escuela de Monjas, donde estuvo becada hasta cumplir los 14 años. Estudio Taquigrafía y Mecanografía  graduándose con notas excelentes en la academia Profesional del Comercio de Cuba, situada en la Manzana de Gómez.  En este lugar conoció a mi padre y después de un corto noviazgo se casaron. Ambos se fueron a  vivir, con mi abuela  por parte de padre,  a una inmensa casa situada la barriada de de Jesús del Monte, en la calle Correa numero 113.Esta residencia, tenía dos plantas y mis padres ocupaban una inmensa habitación, en el segundo piso de la casa,  que tenía dos grandes puertas las cuales se abrían a una  terraza. Todos los años para  celebrar la fiesta de los Reyes  Magos, escribía unos versos  que después de aprenderlos de memoria,  recitábamos en una pequeña reunión familiar que hacía mi abuela. Me acuerdo de una de ellas en la que recitamos unos versos que decían así: Oye una cosa mi negro, donde tú piensas cenar? porque en casa de abuelita la podemos  celebrar, y después donde tu vas? cuando tomes ese ron y te comas el  lechón, de esta fiesta tan singular?, Pues lo haremos  muy  solitos en la casa de mama y si tus cantas Cachita bailaremos de verdad. Esto lo recitábamos a dúo, mi prima Mercedita y yo. Mi madre nos pintaba la cara como si fuese un negrito y a mi prima como una mulata .Previamente nos había confeccionados uno trajes  para este pequeño sainete! Cuanto  nos divertíamos!.
 La canción de Cachita aun se escucha en la  radio y en la televisión  y dice  más o menos así.  Óyeme cachita tengo una rumbita pa que tú la bailes como bailo yo, muchacha bonita`, mi  dulce cachita este son caliente es mejor que el ron. Mira como suenan  ya de gusto las maracas y el de los timbales ya se quiere alborotar……..etc.  etc.
Fuimos creciendo y en la medida que lo hacíamos  mi madre cuidadosa de que tuviera una buena educación nos inscribió, en Las Escuelas Pías de la Víbora,  que estaba a unas tres cuadras de la casa y en ella curse el primer grado, para luego, continuar, después  en el colegio de Belén, cuando nos mudamos para la Calzada de Columbia en Marianao.
Terminados mis estudios  de bachillerato,  me  inscribí en la Facultad de Medicina, para estudiar la carrera de médico, pero  la  tuve que terminar en España, después que cerraron facultad, a raíz del Asalto al Cuartel  Moncada.
Por razones de dinero y que no se podía  ejercer en Cuba  la profesión, me  marche a los Estados Unidos.Al cabo de algunos meses regrese a la Isla, y mi madre vivía en ese tiempo en un apartamento junto  con mi padre donde cuidaban a un nieto, hijo de mi hermano menor. Tenia muchos amigos que la visitaban, entre ellos el Joven Tiant, que después se convirtió en un pelotero famoso.  
Era una excelente cocinera,  hacia un arroz con pollo que siempre lo servía, acompañado con una ensalada de tomate y lechuga y frituritas de malanga. Aprendí con ella a cocinar  algunos platos. Cuando hacia Natilla, la planchaba, a la que previamente había rociado con azúcar.
Una vez se enfermo de los nervios, le entro una  tristeza que enturbiaba su cara y sus achinados ojos. Las razones de esta,  nunca las supimos. Pensamos, que fue producto de tanto estrés que se vivía en Cuba. Escases de todo, falta de las cosas más elementales para vivir. Le pusieron tratamiento y se recupero totalmente. Tenía unas canas preciosas, abundantes cabellos, y se sentaba en un butacón amarillo en la sala, para ver la televisión. Durante años sufrió de una ulcera varicosa en una pierna, producto de una flebitis que tuvo; felizmente se le cerró con la aplicación de un spray de antibiótico, que se le ponía dos veces al día, después  de las curas.

Falleció, por una insuficiencia cardiaca a la edad de 85 años, una semana después del día de las madres. Tuve la gran suerte de compartir con ella ese día, junto a sus nietos. Mi padre ya había  muerto. Que descanse en Paz mi querida madre. Guardo con mucho cariño ,una medallita de la Caridad del Cobre, que siempre la tenía en una cadenita en su cuello y en mi corazón toda la ternura y el cariño que siempre me dio.  

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