Cada cubano que sale de la Isla tiene una historia que contar y esta es una ella.
La mañana del 26 de septiembre del 95 tenia,para mi mujer y yo,un doble propósito,no solo nos dispondríamos a vivir sino que además,intentaríamos,ya en los portales de nuestra tercera edad,
buscar amparo bajo ese otro cielo del que tantas veces se nos obligó a soñar de lejos.
Intentaríamos,(trámites consulares de por medio) partir definitivamente a Los Estados Unidos.
Nos vestimos con las mejores galas del pensamiento positivo y hasta aceptamos con gusto pagar ofrendas a deidades africanas.
Después de haber enviado a la Oficina de Intereses de los Estados Unidos
la planilla para solicitar las visas de este país y así poder viajar, recibimos por
correo los papeles los cuales deberían ser llenado con nuestros datos y así
lo hicimos.
En este intervalo de tiempo un amigo nuestro Manolo el esposo
de Estrella , se entero que las personas que habían viajado a este país antes
podían ir a la Oficina de Intereses y solicitar allí una entrevista con el
cónsul para una nueva visa.
Afuera, el bullicio de la gente coloreaba el paisaje de una Habana en Septiembre,húmeda pero tal vez no cruel del bochorno del verano.
En ese retorcido e institucionalizado sistema de colas en Cuba(el país de las colas) no logramos clasificar entre los veinte primeros,que serian los agraciados con la entrevista consular en la que se sellaría su suerte de viajar o no al país del norte.
Quedamos entonces "disponibles" para el siguiente día, pero por alguna oscura razón, supe que nuestro viaje era seguro.Nos había tocado en ticket con el número 24!!!...Paloma!...animalito alado y esperanzador,sus alas eran premonitorias de nuestro futuro.
Ese nos llamo Marta para decirnos que hiciéramos las maleta porque
íbamos a viajar y para eso deberíamos hacerle una ofrenda a Yemaya lanzando flores al mar junto a otras cosas tales como: miel, maíz, y unos pennies
americanos.
24 horas después y tras nuevamente cumplir con los dioses del bravo continente, un sonriente cónsul nos abría las puertas a la ultima y definitiva etapa de nuestras vidas.
Salimos de allí con las visas en las manos después
de pagar 40 pesos por cada una de ellas.
Hicimos los tramites para la carta de incitación que pedía el
gobierno cubano y la tarjeta blanca que daba el Ministerio del Interior.
Regresamos a casa.
Pagamos los pasajes hicimos las maletas, compramos algunos regalos para
la familia y días después llego el momento de la partida.
Fue un día alegre y triste a la vez .
Como ya nuestras hijas andaban en Europa,la concurrencia humana que nos despidió fue bien raquítica,en cambio,un par de perritos se encargaron de llenarlo todo con su adiós,tal vez instruyeron lo dramático de la escena y aceptaron resignados aquél ultimo fotograma.Habían estado en nuestras vidas durante mucho tiempo y había llegado el momento de separarnos.
Su ultima mirada la llevo incrustada en mis retinas y eso me complace,cierro los ojos y allí aparecen,justo como en aquélla mañana de Octubre de 1995.
Gracias Cuba,donde aprendí a caminar,a amar,a encontrarme con el mundo,gracias por mi mujer y mis hijas,si te dejé.Creeme que no fue por desamor,fue solo la imperiosa necesidad de salvarme del oprobio y la insensatez.
Sean Bienvenidos entonces Los Estados Unidos de América.,
Hasta la proxima historia.!
La Psiquiatria es el unico negocio donde el cliente no tiene la razón,pero no caben dudas de que por muy lócos o cuerdos que estemos,casi todos los seres conicidimos en la majestad de la vida.Cada dia es un buen regalo y como tál se há de apreciar.La mañana del 26 de septiembre del 95 tenia,para mi mujér y yo,un doble propósito,no solo nos dispondriamos a vivir sino que además,intentariamos,ya en los portales de nuestra tercera edád,buscár amparo bajo ese otro cielo del que tantas veces se nos obligó a soñar de lejos.Intentariamos,(trámites consulares de por medio) partir definitivamente a Los Estados Unidos.
ResponderEliminarNos vestimos con las mejóres galas del pensamiento posistivo y hasta aceptamos con gusto pagar ofrendas a deidades africanas.Afuera, el bullicio de la gente coloreaba el paisaje de una Habana en Septiembre,húmeda pero tal véz no cruél del bochorno del verano.
En ese retorcido e institucionalizado sistema de colas en Cuba(el pais delas colas) no logramos clasificar entre los veinte primeros,que serian los agraciados con la entrevista consulár en la que se sellaria su suerte de viajar o no al país del norte.Quedamos entónces "disponibles" para el siguiente dia,pero por algúna oscura razón,supe que nuestro viaje era seguro,nos habia tocado en ticket con el número 24!!!...Paloma!...animalito alado y esperanzadór,sus alas eran premonitorias de nuestro futuro.24 hóras después y trás nuevamente cumplir con los dioses del bravo continente,un sonrriente consul nos abria las puertas a la ultima y definitiva etapa de nuestras vidas.
Como ya nuestras hijas andaban en Europa,la concurrencia humana que nos despidió fué bien raquitica,en cambio,un par de perritos se encargaron de llenarlo todo con su adiós,tal véz instuyeron lo dramático de la escena y aceptaron resignados aquél ultimo fotograma.Habian estado en nuestras vidas durante mucho tiempo y habia llegado el moménto de separarnos.Su ultima mirada la llevo incrustada en mis retinas y eso me complace,cierro los ojos y allí aparecen,justo como en aquélla mañana de Septiembre de 1995.
Gracias Cuba,donde aprendí a caminar,a amar,a encontrarme con el mundo,gracias por mi mujér y mis hijas,si te dejé,creeme que no fué por desamór,fué solo la imperiosa necesidád de salvarme del oprobio y la insensatez.
Sean Bienvenidos entónces Los Estados Unidos de America.